En tiempos de inmediatez donde la ansiedad nos devora los procesos y nos mantiene desconectados de la escencia elijo el Crochet para plantar bandera a mi Re~Evolución.
Primero me dijeron que tejer era de abuelitas y agradecí lo que tomé como un cumplido ya que si, lo es, y a mucha honra, rescatar la sabiduría ancestral de nuestras abuelitas me llena de orgullo y de fuerza para continuar. Después me dijeron pero “¿se puede vivir de eso?” Y ahí me quedé pensado, ¿a qué le llamamos vivir? ¿Acaso la vida en piloto automático es vida? En esta carrera sin sentido nos vamos perdiendo el saborcito, la posibilidad de encontrar nuestra receta para hacer esa comidita hecha en casa que tiene un sabor único jamás encontrado, porque se origina de tu escencia.
Se puede vivir de esto, es lo que me da vida a mí, algo se venía gestando y hoy lo veo claramente, descubrirme creadora y aceptarme creadora ha sido revelador y por eso te estoy invitando a que te sumes a esta Re-Evolución, conectar con nosotros mismos, alejado el cliché y encontrando a partir de un disparador tu forma, tu manera de crear, que es única, te invito a que dejes que tu inteligencia se divierta, eso dijo Einstein (no lo digo solo yo) él dijo: «La creatividad es la inteligencia divirtiéndose».
Cuando agarro mi aguja y un par de ovillos, se abren puertas, aparecen ventanas, no hay techo, la naturaleza se expresa y el resultado es maravilloso, pero todo lo que sucede durante el proceso es magia, de la de verdad, y no sé a esta altura si yo tejí el Sweater o el Sweater me tejió a mí.
Crochet re-evolucionario llegó para quedarse! Es de abuelitas y es de todas! Porque así son las abuelitas comparten, déjate tejer, conectá con eso que sabés que está ahí, que espera activamente tu mirada.
Definirme, decir quién soy es algo que desde siempre ha sido un laberinto sin salida, creo que no puedoquedarme en un único lugar, pensando que soy algo definitivamente, por lo tanto puedo hablarte de raíces que me sostienen y mantienen en movimiento, puedo contarte como llegué al tejido, pero ser, soy una trama, que se teje y se desteje, que se re inventa, se cuestiona, veo el mundo a través de signos y señales, y mi mundo interno se expresa a través del tejido desde hace mucho, pero vamos a lo concreto:
¿Cómo llegué al tejido? Yo diría que él llegó a mí, tal vez mucho antes de darme cuenta, cuando era chica mi abuela tejía, generalmente con dos agujas, recuerdo que nos utilizaba a su nietas como ovilladoras humanas, jaja.
Mi abuela también hacía ropa en su máquina de coser, uno de los vestidos que más me gustó de mi infancia lo había hecho ella, yo me ponía ese vestido y me sentía mil.
En fin, el tiempo pasó y la abuela falleció y quedó una aguja crochet por ahí, quedó y quedó, una vez allá por el 2014 apareció un video de unas abuelas peruanas tejiendo y comencé a mirarlas y se despertó algo, en ese momento yo había dejado todo lo que era convencional, apartamento, auto, trabajo de dependencia, para vivir viajando, si así soy, yo te voy con todo para donde creo que voy a encontrar las respuestas que necesito.
Fui hasta lo de mi tía donde todavía estaba esa aguja, se la pedí y me la guardé, a los días viene mi prima con un ovillo que había encontrado tirado en la vereda, ni idea, lo agarré y me puse a tejer, una bufanda, llenita de surcos «errores»,la bufanda más linda del mundo, el inicio. De ahí en más no paré, encontré en el tejido una calma, un aprendizaje en cuanto a tiempos y procesos y una manera de comunicar algo que vive en mi que no quiero dejar nunca más, y que de hecho me interesa mucho compartirlo, creo que cuando una descubre algo que le hace bien lo quiere compartir.
Anduve de viaje por diferentes lugares, de Uruguay y América Latina, y fue por allá en 2016 que tejía una manta Granny Square, estábamos en Rivera, límite de Uruguay y Brasil, hacía meses ya se nos había roto el motor de nuestra casa rodante(un ómnibus Mercedes Benz del 78 restaurado y re armado como casa) y vivíamos en el Parque Gran Bretaña, mientras esperábamos la llegada de Eloisa.
Un día compartí en Instagram una foto de la manta a medio terminar, surgieron las preguntas, los halagos y los pedidos! Vi la posibilidad, y dije, ¿Por qué no? Y no hubo ni un porque no, así que ahí nació lo que en un principio fue: Pim Pum Pam, donde tejía a pedido, creaba y vendía mis tejidos. Durante todo ese tiempo el tejido fue mi única fuente de ingresos, llegué incluso a vender a Estados Unidos.
En 2018, ya habíamos cambiado nuestra casa rodante por una Combi, y andábamos por Brasil, Eloisa ya había nacido y Mateo ya tenía 4 años. Decidí volver a Montevideo, instalarme nuevamente, durante el viaje y en el cambio de casa rodante a combi, me deshice de ropa (todos saben lo que eso me costó), libros (también saben lo que eso me costó) e infinidad de insignificancias, pero mis ovillos y agujas me acompañaban siempre, hubiera el espacio que hubiera siempre tenía que haber espacio para ellos y lugar donde iba alguien me regalaba algo más, era la señal eterna de que ahí había un lugar para mí.
Llegamos a Montevideo alrededor de marzo del 2018, primero nos instalamos en la casa de una Tía, viviendo aún en la combi. Al tiempo conseguí el trabajo que aún conservo y todo se comenzó a dar, conseguí alquilar una casa, todo se fue acomodando, el tejido fue intermitente desde ese momento hasta el 2021 cuando luego de estar instaladísima y tranquila dije, ahora sí, volvemos mi amoooorrr, a tejer se ha dicho!
Y aquí estamos, el tejido es mi relación más sana y de más años, nos hemos sabido esperar y cuidar mutuamente, nos hemos respetado silencios y procesos, y lo que aprendo de mi misma en este camino es incontable.
Continuará…. porque de aventurarse se trata todo! Pero mientras tanto te invito a vos a hacerte esta pregunta: ¿Por qué no?